Eduardo A. Madrigal de León
Director General del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz
Con este número el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz ofrece a los especialistas una nueva publicación. Su órgano oficial hasta ahora, la revista Salud Mental, debió seguir una evolución impuesta por las exigencias bibliométricas, y abandonó progresivamente su condición pluridisciplinaria para centrarse en la publicación de artículos de investigación que cumplieran de manera rigurosa una metodología científica, por lo que quedaron fuera del scope artículos provenientes de otras áreas esenciales que hasta entonces habían nutrido sus páginas. Ciertamente el Factor de Impacto de Salud Mental aumentó, pero al costo de dejar de lado textos relativos a disciplinas no experimentales, a investigaciones no rigurosamente cuantitativas de campos conexos que han sido fundamentales para el desarrollo de la Psiquiatría. Existe un vasto campo del saber que está dentro de lo que Héctor Pérez-Rincón llamó “La otra frontera de la Psiquiatría” en su discurso de ingreso a la Real Academia de Medicina de España: La psicopatología, la fenomenología, la historia de las mentalidades, la neurofilosofía, y un gran etcétera. Es decir, la frontera que la Psiquiatría comparte con las Humanidades. Este es el campo de Mente y Cultura. Recuperar este saber va, por otra parte, en el sentido que el fundador del Instituto dio a su proyecto: la transdisciplinariedad, el interés en los aspectos axiológicos, socio médicos y antropológicos de nuestra especialidad.
El título de esta publicación hace referencia a ese elemento misterioso y maravilloso donde se erigen el pensamiento, la memoria, la conciencia, la imaginación, la creación artística y el placer estético. Sus redes han construido ese conjunto de prácticas y saberes que conocemos como cultura y que no podríamos entender sin el arte y la creación. El tema sobre el vínculo entre la mente y la cultura parece inagotable, por eso celebro el nacimiento de esta revista, un espacio dedicado a explorar los nexos simbólicos que nos unen con distintas disciplinas, su lectura retará nuestra capacidad de asombro.
Es oportuno citar al filósofo y pionero de la psicología experimental Burrhus Frederic Skinner, “todas las personas hablan de la mente sin titubear, pero se quedan perplejos cuando les piden que la definan.” No seré yo quien pretenda imponer una definición que direccione los valiosos esfuerzos de esta revista; mi papel, más bien, es el de invitar a la construcción colectiva de conceptos. Tenemos dos nociones inmensas en las manos que han estimulado la creación de miles de pensadores a lo largo de la historia y que han favorecido el avance de la ciencia, las humanidades y la creación artística misma. La mente y la cultura han apasionado a los hombres y mujeres más brillantes que han legado al mundo su talento, explorémoslas en conjunto, en este espacio que hoy nace.
Mi papel también es el de invitar a los lectores a sumarse a esta exploración, a esta gran interrogante que se nos plantea cuando pensamos en las ideas que están detrás de las obras artísticas, en las sociedades que atesoran, transmiten y conservan esta producción.
Lev Vygotsky afirmó que la mente no podía entenderse sin la cultura, la afirmación contraria también puede sostenerse. Es el afán por llegar a ese entendimiento el que conduce este proyecto, en una época agitada y caótica para la humanidad, un esfuerzo como este resulta crucial. Frente a la crisis, es nuestro papel el de repensar la creatividad y la cultura en función de la mente y el arte como oposición al caos.