La consciencia renovada
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Resumen
Hace unos días, mientras preparaba una clase sobre la historia de las neurociencias, me detuve a considerar un hecho peculiar de esa historia. El descubrimiento de las células nerviosas se debió al avance conceptual y tecnológico logrado mediante el trabajo de muchas personas a lo largo de muchas décadas, pero el nombre de Santiago Ramón y Cajal sobresale en este relato. Gracias a sus observaciones, la humanidad obtuvo por primera vez un conocimiento objetivo sobre la naturaleza de las células nerviosas, lo cual permitió el desarrollo de la teoría neuronal. El científico español Ramón y Cajal obtuvo el Premio Nobel al empezar el siglo XX como consecuencia de este descubrimiento. Pero quiero referirme al hecho de que el científico español comunicó sus observaciones a través del dibujo. Ramón y Cajal tenía equipos de microscopía para observar el tejido neuronal en la escala microscópica, y para discernir la forma de las neuronas y sus relaciones estructurales, pero no disponía de un equipo fotográfico para generar representaciones de esas formas y estructuras. Por fortuna, el científico había cultivado las actividades artísticas y culturales desde edades tempranas, y fue capaz de generar imágenes (artísticas y científicas) mediante el dibujo para ilustrar la forma y la disposición espacial de las neuronas. Esto señala una convergencia inesperada entre las ciencias y las artes, que favoreció el desarrollo y la aceptación social de la teoría neuronal.
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